18 septiembre 2023

El Misterio del Sepulturero

Donato era un sepulturero en el pequeño pueblo de San Andrés. Cada día, llevaba a cabo su trabajo con diligencia, cavando tumbas en el antiguo cementerio del pueblo, un lugar tranquilo rodeado de altos árboles que susurraban historias olvidadas. A pesar de la rutina, Donato siempre sintió que algo inusual se escondía bajo la tierra.

Una noche, mientras cavaba una tumba fresca, su pala chocó con algo que no esperaba: una caja de madera tallada, decorada con extraños símbolos. Intrigado, abrió la caja y encontró un antiguo diario lleno de notas manuscritas y páginas amarillentas. Comenzó a leer.

Las primeras páginas hablaban de un viejo mito local: "El Guardian del Cementerio". Se decía que una entidad sombría protegía el camposanto, castigando a aquellos que osaban profanar las tumbas. Donato pensó que eran solo cuentos de viejas, pero a medida que leía, las historias se volvían más y más perturbadoras.

El diario narraba encuentros con sombras que se movían entre las lápidas, risas escalofriantes que resonaban en la noche y figuras que acechaban en la oscuridad. Donato, escéptico pero inquieto, continuó su trabajo, pero empezó a notar cosas extrañas. Las herramientas desaparecían y aparecían en lugares inverosímiles, las tumbas recién cavadas a menudo estaban perturbadas y escuchaba susurros incomprensibles en las horas más silenciosas.

Una noche, mientras cavaba, sintió una presencia detrás de él. Se volvió rápidamente, solo para ver una sombra difusa desvanecerse entre las lápidas. El miedo le recorrió la espalda mientras el diario del sepulturero anterior resonaba en su mente. La figura, vestida con ropas antiguas, parecía mirarlo fijamente antes de desaparecer.

Donato decidió enfrentar su temor y desentrañar el misterio del cementerio. Durante semanas, investigó, recopiló historias de los aldeanos y descubrió que, en el pasado, hubo personas que intentaron saquear las tumbas. Pero lo más inquietante fue descubrir que algunos de ellos habían desaparecido misteriosamente sin dejar rastro.

Después de muchas noches de investigación y angustia, Donato hizo un descubrimiento aterrador: un antiguo pacto había sido roto, liberando al Guardian del Cementerio para vengarse. La única forma de aplacar a esta entidad era encontrar la tumba profanada y reparar el daño causado.

Con una pala en una mano y el diario en la otra, Donato comenzó su búsqueda desesperada en medio de la oscuridad del cementerio. Cada noche se convertía en una lucha para enfrentar sus miedos mientras las sombras parecían cerrarse a su alrededor. Finalmente, después de semanas de agotadora labor, encontró la tumba perturbada y, con un corazón lleno de temor, la restauró como indicaba el antiguo diario.

La misma noche en que la tumba fue restaurada, Donato sintió una calma inexplicable en el cementerio. Las sombras se retiraron, y las risas siniestras dejaron de escucharse. Había restaurado la paz al Guardian del Cementerio.

Con el tiempo, las historias paranormales se desvanecieron en el pueblo, y Donato volvió a su rutina de sepulturero sin más incidentes. Pero siempre llevó consigo el diario, recordando la noche en que se enfrentó a lo desconocido y devolvió la tranquilidad a su antiguo camposanto.

La historia de Donato se convirtió en una leyenda en San Andrés, un recordatorio de que en la oscuridad más profunda, incluso un modesto sepulturero puede enfrentarse a lo sobrenatural y salir victorioso.



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