28 septiembre 2023

Casa de las Almas Perdidas

En un tranquilo pueblo de montaña, rodeado de densos bosques y neblina perpetua, se escondía un secreto oscuro que acechaba a sus habitantes. Las historias hablaban de una antigua mansión abandonada en lo alto de la colina, conocida como la "Casa de las Almas Perdidas". La gente evitaba pasar cerca de ella, creyendo que estaba maldita.

La leyenda decía que, hace décadas, la familia Blackwood vivía en la mansión. Eran conocidos por su riqueza y extravagancia, pero también por su misterio y oscuras prácticas. Los lugareños murmuraban sobre rituales extraños que se llevaban a cabo en la mansión durante la noche, rituales que involucraban sangre y almas sacrificadas.

Una noche, una tormenta eléctrica iluminó los cielos y una serie de relámpagos impactaron la mansión. Un aullido aterrador se elevó desde las profundidades de la colina, y la casa quedó envuelta en llamas. Cuando las llamas se extinguieron, solo quedaron ruinas carbonizadas. La familia Blackwood había desaparecido, y con ellos, cualquier rastro de sus oscuros secretos.

A medida que pasaban los años, la historia de la Casa de las Almas Perdidas se convirtió en una fábula de terror para los niños del pueblo, una advertencia para mantenerse alejados de aquel lugar maldito. Pero algunos, impulsados por la curiosidad y el deseo de desafiar el miedo, decidieron explorar la mansión en ruinas.

Un grupo de adolescentes aventureros, entre ellos Sarah y su hermano Daniel, se atrevió a adentrarse en la casa una noche de luna llena. Llevaban linternas, cámaras y nervios de acero. La mansión estaba en peores condiciones de lo que habían imaginado. Las paredes crujían, el polvo cubría todo y la atmósfera estaba cargada de una presencia inquietante.

A medida que avanzaban por los pasillos oscuros, las linternas revelaban pinturas desgarradas y muebles cubiertos de telarañas pero lo que encontraron en el sótano fue mucho peor. Una serie de celdas estrechas y húmedas, llenas de cadenas oxidadas y signos de tortura, los dejó sin aliento.

En ese momento, escucharon un susurro en las sombras. Las linternas parpadearon y se apagaron. Las paredes parecieron cerrarse sobre ellos. El pánico se apoderó de los adolescentes mientras una fuerza invisible los empujaba hacia el sótano, hacia las celdas horripilantes.

Fue entonces cuando los vieron figuras desfiguradas y fantasmas torturados, las almas de las víctimas de los Blackwood que aún vagaban por la casa en busca de venganza. Los espíritus clamaban por justicia, por venganza contra aquellos que habían causado su sufrimiento.

Sarah y Daniel lucharon por salir de la trampa mortal, pero parecía que las mismas paredes de la casa conspiraban contra ellos. Finalmente, con un último esfuerzo, lograron escapar de la mansión en ruinas, dejando atrás los horrores que habían descubierto.

El pueblo nunca volvió a hablar de la Casa de las Almas Perdidas. Pero Sarah y Daniel sabían que la oscuridad aún acechaba en sus rincones más profundos. La tragedia de esa noche los persiguió durante el resto de sus vidas, una advertencia escalofriante de que a veces, el pasado nunca está realmente enterrado.


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